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Xenoblade Chronicles 2

Xenoblade Chronicles 2 - impresión final

Nintendo Switch se encara a final de año con un RPG de proporciones titánicas que nos está cautivando.

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Se viene la recta final del año y Nintendo no quiere perder el ritmo. La llegada de diciembre supone el estreno de uno de los juegos que no habría entrado en las apuestas de muchos, al menos no en el primer año de vida de su nueva consola. Monolith Soft. va a encargarse de poner un broche de oro a un 2017 espléndido con la franquicia que tantos años los ha colocado como un referente en el género RPG para los de Kioto. Xenoblade Chronicles 2 ya está ahí.

Estamos jugándolo, dejándonos llevar por el cúmulo de paisajes, monstruos y mecánicas que Takahashi y su equipo han reunido en el mundo de Alrest, en una historia que gira en torno al Piloto Rex, la Blade Pyra y la búsqueda del Elíseo. Pero, entre partida y partida, vamos a hacer un pequeño descanso para contaros qué nos está pareciendo esta propuesta que tiene ese aroma tan fuerte a Monado, pero que no olvida a Nueva Los Ángeles.

Si no había quedado claro con las declaraciones de los desarrolladores y con el material mostrado hasta la fecha, lo hacemos nosotros. Xenoblade Chronicles 2 tiene más del primer Xenoblade Chronicles (Wii/3DS) que de Xenoblade Chronicles X (Wii U). El de Wii U apostaba por la exploración total casi desde el punto de partida, el de su antecesora miraba más al juego guiado por un argumento, y el que está a punto de llegar a Switch apuesta más por esta última vía. Se aferra más a las bases del jRPG tradicional que a la libertad del planeta Mira.

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Con esto en cuenta, hay que decir que se arrastra tanto lo bueno como lo malo. Las primeras horas son lentas en cuanto a la evolución de mecánicas, perfectamente puedes estar leyendo y viendo tutoriales hasta entradas las 5 horas de partida... y más; aunque la historia no deja de avanzar, bastante fuerte y rápido al comienzo. En cuestión de minutos, el protagonista pasa de hacer un encargo con un grupo de ¿mercenarios?, ¿terroristas? A convertirse en su enemigo y comenzar una aventura por su propia cuenta.

No vamos a entrar mucho en temas de argumento, porque sería romper parte de la magia. Pero los frustrados por el desarrollo de los acontecimientos en X podéis respirar con tranquilidad, aquí todo sigue un ritmo constante, al menos durante los primeros compases. Principales y secundarios van desarrollándose y las secuencias cinematográficas se suceden una tras otra en los momentos importantes. Busca mucho más la espectacularidad con unas animaciones francamente buenas y sucesiones de planos que parecen tenernos ante un anime, una pena que lo de las expresiones faciales sea algo que a Monolith todavía se le atragante.

Es un juego que capta las miradas rápido. Tanto en Modo Portátil como en Modo TV luce unos paisajes que en ocasiones podrían rivalizar con el amor por las fotos de postal de The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Los entornos y sus criaturas, a medio camino entre el realismo y la fantasía, tienen como única contra el aspecto de los personajes, que a veces parecen algo antinaturales colocados en un mundo así (cuestión de acostumbrarse, suponemos). No es un problema meramente estético, lo es también a nivel de sonido. La banda sonora es genial, el estilo de Mitsuda casa con el espíritu de esta obra y, sintiéndolo mucho por sus partidarios, está a otro nivel con respecto a lo que hacía Sawano con X; pero lo de las voces es agua de otro cántaro.

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El doblaje al inglés presenta serios problemas. Falta de sincronía, tonos que no cuadran con las expresiones faciales y acentos que podemos resumir en que, si sois fans de Reyn ("You can't have a rainbow without Reyn, baby!"), os va a encantar Rex. Nos gustaría poder comprobar qué sensaciones transmite el doblaje original, al japonés, del que nos adelantan que es "el bueno", pero por el momento no tenemos acceso a él.

Y este es el único engranaje que no termina de encajar en Xenoblade Chronicles 2, porque el resto está siendo una pura delicia para los que disfrutamos con los juegos de rol. No paramos de aprender sistemas, combinaciones y mecanismos de los combates y personajes, dándonos cuenta de que la profundidad que se esconde tras las batallas parece mucho más profunda que en otras ocasiones a pesar de que la interfaz se haya simplificado.

Hay muchos cambios aquí si miramos al pasado de la saga. Se ha eliminado la barra inferior de selección de artes para dar paso a un sistema que se basa en la pulsación de botones y en la combinación de los Blade, que esta vez soportan la carga del sistema de equipamiento. Olvidaos de armaduras, cascos, pantalones y otras cosas que cambien las estadísticas de los personajes y su apariencia; todo esto se ha reducido a unos complementos y objetos que puedes llevar en la alforja para gozar de beneficios durante un tiempo delimitado. Los auténticos cambios aquí están en esas criaturas que nos acompañan todo el tiempo.

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Los Blade son el núcleo de la jugabilidad. Recaemos en ellos hasta tal punto que incluso la distancia que nos separa en combate es importante. Se encargan de darnos las armas con las que pelear, de lanzar ataques especiales que se encadenan con los de los Blade de nuestros compañeros para causar efectos añadidos sobre los enemigos y hasta de abrirnos paso cuando nos movemos por el mundo, mediante lo que se ha denominado como Competencias.

Obtenerlos para mejorar nuestra trupe o para llegar a tal o cual sitio se convierte en otra de las mecánicas principales. Si consigues cristales primordiales y los abres, liberas a una criatura al azar que se vincula a quien decidas. No sabemos cuántos hay, solo que muchos y divididos por comunes y raros y también con afinidades elementales y roles concretos en combate.

También hay que preocuparse por desarrollarlos, esta vez mediante la afinidad. Nuestros personajes principales, Pilotos, evolucionan con un sistema de experiencia y puntos similar a lo que cabría esperar de un RPG, pero los Blade mejoran por afinidad, y también por puntos. Gozan de un peculiar planteamiento de "logros" que parte de la cantidad de veces que nos acompañan a la batalla y de acciones concretas que realicemos con ellos. Imaginad un sistema típico de trofeos, pero pensado para conseguir mejoras permanentes de velocidad, o defensa, o una reducción de "cool-down" de artes, etc.

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Nos ha llamado poderosamente la atención, aunque pueda parecer un detalle insignificante, que esta vez no se ataque en movimiento o que haya veces que puedas quedarte sin arma. El timing de los ataques es muy importante, sobre todo para combinarlos con artes o encadenar con tus Blades y los de los demás, y también lo es la posición con respecto al enemigo; pero si quieres que tu Piloto siga golpeando automáticamente, debes quedarte quieto en una posición. Por otro lado, si liberas un ataque especial más poderoso, puede que permanezcas sin arma unos segundos mientras tu compañero golpea (ganas en movilidad, pero estás más indefenso).

Volviendo al principio, queremos señalar de nuevo que la exploración parte del avance de la trama. Xenoblade Chronicles 2 se ciñe a un esquema más tradicional, pero tiene tras de sí un mundo rico y cargado de imaginación. No sabemos de dónde han podido sacar la idea de tratar a las nubes como un océano, pero lo cierto es que por ahora nos parece sensacional. Hay que prestar atención al nivel de esta marea nubosa para saber a qué zonas se puede acceder de los titanes, esos gigantes en constante movimiento que constituyen la única tierra "firme" por la que puedes moverte.

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Aunque también presenta un inconveniente, y es que secciona al mundo. Todo transcurre por encima de esas nubes, mientras que las zonas que cubren se convierten en un territorio ignoto al que solo los buzos, como Rex, acceden puntualmente para rescatar tesoros (efectivamente, otra mecánica). Esto obliga a pasar de un titán a otro para poder moverte con un viaje rápido útil incluso para comparar precios de tiendas. ¿Cómo afectará esta división en las horas más avanzadas de juego? Habrá que verlo, pero venir de los Skells y su libertad de vuelo a algo más cercado nos parecería un paso atrás si hace que se resienta la experiencia. Y no creemos que el hecho de existir en una plataforma como Nintendo Switch, con esa portabilidad añadida fuera una excusa para ello, no viendo lo que ha hecho la propia Nintendo con Zelda.

Haciendo un pequeño balance, Xenoblade Chronicles 2 es inmenso, pero sin llegar a ser abrumador. Nos está haciendo querer soltar las teclas para volver a coger los Joy-Con y seguir por donde lo habíamos dejado, y eso es señal de que algo está haciendo bien. Es pronto para lanzar un veredicto, porque sabemos que lo que hemos descubierto es solo la punta del iceberg y que las sorpresas pueden aguardar en cualquier momento, incluso en el final. Por eso, nos volvemos con Pyra para seguir disfrutando de Alrest y de todos sus secretos. Esperad con ganas, porque se avecina un titán.

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