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Wolfenstein II: The New Colossus

Wolfenstein II: The New Colossus - impresiones

Hemos probado otro tipo de contenido del shooter de Machines Games, que ya enfila el túnel de salida.

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Tras una primera toma de contacto con Wolfenstein II: The New Colossus durante el pasado E3, ha llegado el momento de conocer todo el potencial del título mediante una demostración de contenido más amplia y pausada. En este nuevo encuentro, Bethesda nos enseñó primero lo que ya pudimos ver en Los Ángeles, pero lo que vino después era totalmente nuevo. Un nuevo nivel localizado en Roswell, Nuevo México, en el que nos vamos a centrar.

Es una misión completa, extraída directamente del juego, así que mejor que empezar con un vídeo cinematográfico con el que conocer la situación y a los personajes. Arrancamos en una guarida de la resistencia junto a un par de mujeres que no hubiéramos esperado tener tan cerca. Una de ellas es de ascendencia nazi, para dejar claro que también hay disidentes en sus filas. El otro es quien parece estar al mando de todo, excepto de la aceptación de una aria en sus filas.

Como ya ocurría con la entrega anterior, las escenas grabadas parecen más propias de una película con un buen presupuesto que de un videojuego. Este estudio sabe cómo transmitir emociones y sentimientos a través de la animación, sin perder detalle a los entornos y a la calidad técnica, aunque tenga que ser con una fluidez de imagen bastante limitada. Lo que nos cuentan en estos momentos no nos hace presagiar un guión espectacular.

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Wolfenstein II: The New Colossus

La acción arranca fuera, en una de las calles principales de la ciudad que está siendo escenario de un desfile patriótico cargado de simbología fascista. A BJ le han encargado contactar con un confidente que lleva el típico restaurante americano, un 'dinner', para después asegurar el camino hasta el Área 51. Allí, base de operaciones de los ocupantes, debe hacer explotar una pequeña bomba atómica que porta consigo como si fuera una bombona de butano.

La ambientación es uno de los puntos fuertes de esta segunda parte. A medida que caminas entre las gentes puedes escuchar las conversaciones que los guionistas han imaginado, como un par de siervos del KKK vestidos de gala bromeando con oficiales nazis sobre cómo se dice tal o cual. Te metes por un callejón y te encuentras a un borracho cayéndose en unos contenedores. Cruzas de acera y te topas con un soldado diciéndole a una jovencita "Ich liebe dich".

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Lo que ocurre una vez llegamos al restaurante es una historia contada en el E3 y también revelada por Bethesda, porque lo ha compartido en formato de tráiler. Es un buen ejemplo de la integración entre narrativa y gameplay mediante escenas representadas con el propio motor del juego.

Para nosotros fue algo más. Fue la primera demostración de gameplay real del título, lejos ya de la silla de ruedas que limitaba nuestros movimientos en la prueba del E3. Cuatro mejoras para las armas a nuestra disposición que aplicar en el retroceso, la visión o la sujeción; el objetivo es gastarlo de forma que se adapte a las necesidades de la misión. Optamos por el modo sigilo, con un silenciador para la pistola y una mirilla telescópica para el rifle. No fue una decisión acertada porque hacían falta varios tiros de pistola, incluso en la cabeza, para tumbar a un enemigo, así que siempre estaban alerta. La oleada no acaba hasta que acabas con el comandante, parapetado al final y responsable de llamar a más refuerzos.

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Este nivel también nos sirvió para conocer a un nuevo tipo de mechas, más pequeños que los de juego anterior y tan feos como ellos. Unas armas pesadas a dos manos llamadas LaserKraftWekrs provocaban un efecto devastador en el cuerpo a cuerpo. Pero ojo porque también pueden quedar a nuestro servicio si encontramos el abastecimiento. También hacen mucho daño con un golpe que ejecutan con sus propulsor, aterrador cuando lo escuchas venir junto con un golpe de su rifle.

Parece que una de las razones por las que Machine Games escogió este nivel es por la variedad de escenarios. De ahí pasamos a un tren para comenzar a jugar de otra forma, a base de reflejos y paciencia para poder salir adelante entre pasillos y rincones repletos de patrullas. Lo suyo es el sigilo, pero los cuerpos caídos no se pueden mover y acaban por alertar al resto. Una de las cosas negativas de esta prueba es la IA, que se comporta de una forma muy simple. Podría ser porque hemos escogido el segundo nivel de dificultad, esperemos que sea eso, pero vimos cómo se atascaban en puertas o incluso entre ellos, o cómo corría como pollo sin cabeza en todas las direcciones, como una IA de hace 12 años.

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Una de las promesas de los creadores es que las misiones se pueden completar de varias formas. Y como nuestra partida se paró antes de llegar al final y nos tocó volver a empezar, pudimos comprobando jugando de nuevo el nivel, pero a lo bruto. Lo curioso es que nos sentimos mucho mejor y más cómodos jugando así. La IA respondió mejor, la sensación de cada arma era más apropiada y la satisfacción mayor. Mejor ahora que no es realista con la necesidad de tener dos armas distintas, una en cada mano. Ahora sí llegamos al final, al enfrentamiento con un robot gigante.

Wolfenstein II: The New Colossus es todo lo que podemos esperar de él, y quizá un poco más. Hay coleccionables por todas partes para entretenerse, desde recortes de periódico hasta cartas, pero a nosotros nos ha gustado más jugando salvaje. Arrasar nazis es una experiencia satisfactoria y este BJ Blazkowicz tiene muchas ganas de hacerlo para liberar sus queridos Estados Unidos de América.

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