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Xenoblade Chronicles 2

Xenoblade Chronicles 2: Censura y religión

Las referencias religiosas que cambiaron de forma radical en el viaje del juego de Japón a occidente.

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Nota importante: Antes de que sigas leyendo, te advertimos gran parte de este texto se refiere a una de las misiones principales del juego. El objetivo en sí no supone tanto destripe, pero es cierto que muchos la descubriréis llevando unas 30 horas de aventura. Otras referencias que sí pueden hacer de spoilers descarados las hemos eliminado, pero lógicamente dada la naturaleza de este texto hemos analizado cambios y apariciones de principio a fin.

Xenoblade Chronicles 2

Matar a Dios o matar al Arquitecto

Aniquilar a una divinidad es un elemento que tienen en común muchos juegos que pertenecen al género RPG. Por ejemplo está Final Fantasy VI, que nos enfrentaba a un Kefka Palazzo que había trascendido y superado las barreras de cualquier ser humano. O el primer Xenoblade Chronicles, con ese desenlace frente a Zanza. Colocar a una deidad como último enemigo en un título se ha convertido en un leit motiv dentro del género, un desafío final que se propone al jugador para demostrar su valía y culminar la epopeya que lleva incontables horas desarrollando.

Una lejana analogía al concepto de matar al padre, la figura empleada por Freud para hablar del momento en el que maduramos y nos alejamos de nuestros progenitores. Aquí, la muerte es literal, y en vez de a un padre es a un dios; aunque el resultado no es tu madurez como individuo, sino como jugador.

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Pero no nos vayamos por otros derroteros. Centrándonos en Xenoblade Chronicles, podemos decir que la franquicia nunca se ha salvado de la censura. La entrega lanzada en Wii U, X, tardó muy poco en hacer arder las redes por los cambios implantados al llegar a occidente. Por razones de ética -o de clasificación PEGI por edades- Nintendo decidió que lo mejor era retocar aquí y allá para evitar trajes, apariencias e incluso opciones de edición que sí aparecían en la versión original.

Xenoblade Chronicles 2
Fuente: Wikia.

El sobresaliente título lanzado en Nintendo Switch, Xenoblade Chronicles 2, no ha sufrido importantes cambio en su estreno occidental, al menos no a nivel de funciones y estética. Sin embargo, sí que ha visto alteraciones en diferentes términos que cambian por completo el trasfondo de su argumento. Que no os engañen, la verdad sobre este RPG es que, detrás de tanto Blade desproporcionado, de esa estética anime y de tanta waifu y loli, se esconde un reflejo del Cristianismo tal y como lo conocemos.

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Para comenzar, el Elíseo que Rex y Pyra persiguen para intentar salvar la humanidad es el Edén de Adán y Eva. Queda bien claro cuando vemos que, en la versión japonesa, el nombre exacto de este paraíso es el Jardín del Edén. De esta forma, la historia que se cuenta al comienzo, de cómo la humanidad fue expulsada de este lugar a decisión del Arquitecto, tiene un evidente paralelismo con respecto a lo que se cuenta en el Génesis. Sobre todo cuando vemos que, de nuevo en Japón, el Arquitecto es en realidad, Dios.

El trasfondo religioso que esconde Xenoblade Chronicles 2 es algo que se advierte perfectamente cuando se le quitan las capas de localización. Nintendo of Europe, quien se ha encargado esta vez de adaptarlo a nuestro territorio, ha preferido eliminar este tipo de referencias para traer algo que, si bien guarda pequeños atisbos culturales, se desprende por completo del enfoque original.

Aquí, en la versión occidental, el enfoque que se ha buscado recurre a idiomas diferentes para según qué términos. Alejándonos de los nombres de personajes, que también guardan una lejana pero profunda conexión, los titanes son, quizá, el reflejo más caro de esta transformación lingüística y teológica. El mundo donde transcurre esta aventura, tras el exilio impuesto por el Arquitecto/Dios, se divide en 7 titanes principales que tienen como nombre los términos en latín de los pecados capitales.

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Nosotros los conocemos como Argentum, Genbu, Gormott, Indol, Mor Ardain, Uraya, Torna. Sin embargo, en el país del sol naciente sus nombres son Avaritia, Luxuria, Gula, Acedia, Superbia, Invidia e Ira respectivamente. No son los únicos que aparecen ni de los que se hace mención, por ejemplo tenemos también a Lefteria y Temperantia, nombres que se han conservado. El primero proviene de la caridad, una virtud teologal que, junto con la fe y la esperanza, tiene a Dios como objeto. El segundo, en su lugar, hace referencia a la templanza, la virtud por la que el católico ha de regirse para combatir al pecado de la gula.

Todos estos términos distan de ser algo baladí. Cada uno determina la actitud e incluso el régimen y la cultura de sus habitantes. Los que habitan en el titán Mor Ardain (Superbia) están sujetos a un régimen imperialista, con un líder que, aunque joven, dirige la nación de forma totalitaria. En Lefteria, lugar de donde proviene el protagonista, Rex, todos destacan por ser solidarios y entregados con las causas ajenas.

La simbología va incluso va más allá. Volviendo de nuevo a las piezas clave de la historia, nos topamos con más semejanzas con el Génesis. Dentro del Elíseo (nombre que, en nuestra traducción, se emplea como referencia a los Campos Elíseos de la mitología griega), se encuentra el Árbol de la Vida. El mismo que se encontraba en el Edén.

No sería justo hablar de todo esto sin citar una importante diferencia con las escrituras bíblicas. Ophion, el Artefacto que defiende el Elíseo de cualquier persona que intente acercarse (los motivos no los vamos a desvelar por posibles spoilers), tiene como nombre original Serpiente. Salta a la vista que nos encontramos ante otra referencia, salvo que esta vez, a diferencia de en el Génesis, su función no es exactamente la de encarnar al mal.

Xenoblade Chronicles 2Xenoblade Chronicles 2

Con todo esto en mente, una de las primeras escenas de XC2 adquiere un matiz realmente interesante. Cuando Rex muere y conoce a Pyra en el Elíseo, ambos se encuentran bajo el Árbol de la Vida mientras conversan (ver el primer vídeo más arriba) y, cuando él vuelve a la vida, los dos ahora están lejos del lugar. La interpretación del Elíseo para este momento encaja bastante bien, ya que para la cultura griega es el lugar donde los hombres y mujeres virtuosos (de nuevo, las virtudes en juego) e incluso los guerreros merecen descansar tras fallecer. Sin embargo, el matiz original deja entrever el ansia por volver al paraíso perdido, a aquel cuyo abandono supuso arrastrar los pecados capitales y, por supuesto, el pecado original.

Volviendo a la misión. Las intenciones del villano principal de Xenoblade Chronicles 2 dan pie a una frase que, de haberse mantenido fiel al guion japonés, habría adquirido mucha más fuerza en un territorio donde la religión católica tiene tanto peso, junto con otras tantas variantes que tienen en Dios a su figura principal. No es lo mismo matar a alguien que se hace llamar el Arquitecto que asesinar a Dios, literalmente.

Y sí, en esto de los RPG sabemos que acabar con dioses está a la orden del día, y este juego no se salva; pero cuando este está conectado a una cultura tan arraigada, pueden surgir los problemas. Los paralelismos son tantos y tan evidentes que la transformación es la mejor forma de evitar que se tache a una obra de algo muy diferente a lo que busca. Aunque, con el historial de su responsable, Tetsuya Takahashi, y todo lo contado en Xenosaga, es posible que sí pretenda enviar un mensaje a una sociedad que procura mantenerse alejada de estos debates.

Quizá, esta vez, matar al dios sí era como matar al padre, o incluso mucho más.

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