Allá por el 2006 llegaba por parte de Rebellion un juego de acción llamado Rogue Trooper basado en una serie de cómics de 2000 AD con el mismo nombre. No eran tan conocidos estos soldados azules creados con ingeniería genética llamados Rogue, pero el título estaba bien para la época, y también supo hacerse un hueco años más tarde en una Wii ávida de shooters. Ahora, TickTock Games lo ha recuperado en una reedición modernizada llamada Rogue Trooper Redux que tiene todo lo que se merece una remasterización.
Empezando por un cambio gráfico. Han trabajado en todos los aspectos para ponerlo al día, desde el modelado de los personajes a las texturas, para que cumple con los estándares de la alta definición de las consolas y PC actuales (lo hemos jugado en PS4, pero también está en Xbox One y Nintendo Switch). No es un juego espectacular, pero sí tiene una base técnica buena y en comparación con el original hay un gran salto, también demostrativo de lo mucho que ha cambiado el sector en tan solo diez años. Se le escapan aspectos por el camino, como esos dientes feos de la boca de los personajes o el clipping. Aún así, visualmente no maquilla su edad.
La trama nos habla de una guerra en un mundo futurista que enfrenta a dos facciones, el Norte y el Sur. Estos últimos tienen un raza de soldados de Infantería Genética que pueden sobrevivir en una atmósfera que mata al humano que la pisa. Uno de esos tiarrones azules es tu Rogue, que va con sed venganza cuando se entera de que uno de los suyos es un traidor y está cooperando con el Norte.
Como en la mayoría de videojuegos, la venganza se ejecuta en forma de balas y de destrucción, acumulando decenas y decenas de cadáveres mientras se atraviesan las líneas enemigas. Pero antes de todo eso, justo al principio, presenciamos cómo mueren nuestros compañeros de escuadrón. Por suerte, estos soldados tienen un biochip en su cerebro que se puede recuperar y reutilizar. Al colocarlo en nuestra arma, nuestro casco y nuestra mochila, nuestros camaradas pasan a formar parte de nosotros y nos acompañan con unas cuantas frases y chistes.
Pero lo importante de esta integración no son sus palabras, son las ventajas tácticas. Por ejemplo, el del casco, Helm, puede hackear puertas. Mientras que el que está en el arma se convierte en torreta para cubrir la espalda. Y Bagman, probablemente el más importante, te nutre de kits médicos y te ayuda a gestionar el inventario y fabricar cosas. Eso sí es un buen equipo.
La mayor parte del juego te la pasas siguiendo el objetivo señalado en pantalla mientras te vas quitando de encima a esos norteños, ya sean los típicos soldados normales o unos gigantescos mecanizados que son bastantes más complicados de batir. Hay un buen arsenal esperando para echar un mano en la tarea: rifle de asalto, escopeta, lanzacohetes, granadas... Todo se va desbloqueando y mejorando con la ayuda de los compañeros siempre y cuando recojas de los enemigos abatidos. Pero también hay recursos escondidos por los mapas, así que merece la pena explorar un poco.
Son esas fases de enfrentamiento las que no son tan entretenidas. Las armas no tienen ese poderío de otros juegos e incluso hay veces que tienes la sensación de que te los has cargado incluso fallando. El rifle de francotirador y las granadas con las que más a gusto te quedas. Pero del primero hay muy poca munición y las otras sufren el mismo problema de apuntado que el resto del título.
Una herencia de PS2 que le sigue pasando factura es la movilidad del personaje. Cuesta llevarlo de forma fina por los escenarios y la animación con la que se mueve es seca e incompleta. Por ejemplo, cuando ruedas hay un microparón al final muy abrupto muy raro. Y como no hay botón de correr, acabas recurriendo a esta técnica para moverte rápido entre dos puntos.
Una de las particularidades que define a Rogue Trooper Redux es que es un shooter con coberturas, y eso es innegociable. Tendrás que usarlas para no morir acribillado en multitud de ocasiones, porque es un clon con un biochip, pero es de carne y hueso como los humanos. Es más funcional y práctico que elegante en la ejecución, pero al menos sirve para seguir avanzando por los mapas y recompensa a quienes saben tener la paciencia a la hora de enfrentarse a las oleadas de soldados.
Los entornos por los que te mueves son bastante más variados de lo que cabría esperar, tanto en diseño como en presentación, y a menudo requiere ir cambiando de táctica. En las zonas más cerradas tendrás que soltar alguna mina para proteger tus pasos y equipar una escopeta, pero en las zonas abiertas en las que puede haber francotiradores a la espera, es mejor luchar desde lejos y estar bien cubierto. O usar un holograma para revelar la posición de un tirador. Hay un nivel especialmente buen que tiene lugar en un tren en movimiento en el que hay que defenderse desde todos los ángulos, incluso de un ataque aéreo que ha quedado muy bien.
El juego también consigue trasladar muy bien el universo en al que nos transporta. Es un mundo de fantasía, pero es fácil que te dejes arrastrar a él y te lo empieces a creer. La guerra en la que participamos es terrible y ya se ha cobrado multitud de vidas, y el humor ácido de este pandilla de amigas solo aporta algo de morbo a todo lo que está ocurriendo. Rogue no es muy hablador, pero pasar el rato con él es interesante.
Por tanto, estamos ante una remasterización que viene de PS2 a la que se le nota bastante su origen, tanto por lo bueno que hizo entonces como lo que se ha quedado pasado de moda. Rebellion creó un gran universo con buenos niveles que ahora es más costoso volver a visitar por sus movimientos rígidos que no pueden quedar ocultos bajo su nuevo aspecto.